viernes, 26 de febrero de 2021

Vamos a la playa...

 Por ahora, playas 0%, así que no nos queda más que ir a la playa con la imaginación y a través de los recuerdos.


Cada playa tiene un encanto especial. 

No sé nadar, así que el nivel de agua que me permito es a medio muslo, no importa, aún así me encanta.


Tuve una triste experiencia en La Lisera de Arica, con Yul sufrimos un robo por confiadas y tuvimos que hacer realidad el coro de la canción Sobreviviendo, concierto que disfrutamos en la noche anterior. Gracias a Dios que no nos dejó solas, nos envió un ángel, Isabel, quien nos ayudó a pasar otra noche y pagar los trámites y pasajes, dinero que devolví muy agradecida a la semana siguiente. 

Cada vez que voy a la playa traigo conmigo una que otra conchita, me gusta coleccionarlas. 


Mi padre nos llevaba a una playa cercana a Vila Vila, pero solo para pasar el día, ya en la tarde regresábamos, cansados pero felices, mientras él conducía el Toyota azul que nos acompañó buenos años.

Ya cuando tuve mi propia familia, quise que mis hijos pudieran ver un atardecer y un amanecer en la playa, así que compramos una carpa. Qué dura se siente la arena. 


Mi padre tan bueno, si por él fuese nos metía a todos en el nuevo carro y nos llevaba a la playa. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario